Educación e innovación para un nuevo modelo productivo canario

Canarias se enfrenta a un doble reto: reducir su tasa de paro y aumentar sus niveles de competitividad. Para ello la opción más coherente pasa por diversificar su modelo de crecimiento y de desarrollo, optando en este camino por una transición hacia la Sociedad del Conocimiento. Esta es, al menos, la principal consecuencia que se extrae del informe informe Transición de Canarias hacia la sociedad del conocimiento, elaborado por el Centro Atlántico de Pensamiento Estratégico, que el pasado viernes entregaron en el Parlamento de Canarias varios de sus principales representantes, entre los que se encuentran su presidente y miembro del CÍRCULO DE EMPRESARIOS DE GRAN CANARIA, Ángel Ferrera, y el también miembro del Círculo, Alberto Cabré.
“Canarias debe encontrar nichos reales, objetivos, diferenciales y de oportunidad, para posicionarse en la Sociedad del Conocimiento. Para ello no importa tanto el posicionamiento de partida, como hacia dónde, cómo y el ritmo a imprimir. La actuación sobre las generaciones más jóvenes es clave y debe comenzar ya”, sostiene el documento. Este cambio, según el documento, habrá de sostenerse sobre cuatro pilares:
• El régimen institucional y una normativa pertinente.
• Las infraestructuras TIC.
• La educación y formación.
• Los sistemas de innovación.
El informe, incluso, se atreve a asignar porcentajes a la importancia de cada uno de ellos. El 8% para el régimen institucional y la normativa; el 12% para las infraestructuras TIC; y el 80% restante a partes guales para la educación y la formación y para la innovación.
Para empezar, el documento propone que se establezca un plan de actuación. “Canarias no tiene ni estrategia ni plan operativo de innovación”, sentencia. Para ello, se deben modernizar las administraciones públicas y que estas hagan partícipe en la toma de decisiones a la sociedad civil. Además, ha de apostar de “forma inmediata” por convertir sectores económicos tradicionales en “actividades intensivas en conocimiento”. Hasta ahora sólo se consideran como tales las industrias o empresas farmacéuticas, de alta y media alta tecnología, financieros y relacionados, fabricación de maquinaria de precisión, etc. Estos nuevos servicios podrían ser los asociados a la actividad turística, la construcción, los hospitales, administraciones públicas, educación, I+D, ingeniería del software, servicios intensivos en conocimiento a empresas, actividades portuarias y aéreo portuarias, empleabilidad, servicios culturales, y actividades recreativas y deportivas, etc.
Las pymes han de ser una palanca de cambio. Han de ser “agentes de innovación interna”, para que ellas mismas innoven en los distintos aspectos de la innovación, en relación con la actividad que realizan, y que, además, sean “agentes de innovación externa”, es decir, que como consecuencia de lo anterior aumenten su competitividad y productividad. Para ello, hace falta conseguir que la universidad, en sus funciones de I+D y de Educación y Formación, se implique en el entorno inmediato; es necesario también atraer talento e inversión; que la sociedad valore el riesgo inherente a las iniciativas que tomen, y no las estigmatice en caso de fracaso inicial; que se lleve a cabo su internacionalización; y, además, que se mejore el sistema educativo.
La educación es, de hecho, el principal pilar de la propuesta, junto con la innovación. Así, Catpe sostiene que habría que llevar a cabo un desarrollo normativo de la Ley Canaria de Educación no Universitaria. También es necesario un “plan de alfabetización digital” dirigido a las personas que no se encuentran en el “circuito formal e inicial” de formación y educación; segmentado por generaciones, con especial énfasis hacia los adultos y los adultos-mayores. Propone también que se apueste decididamente por el bilingüismo. Y aquí el dictamen es duro: “El Gobierno ha hecho y sigue haciendo esfuerzos relevantes por incorporar este aspecto básico en la educación y formación actual de los niños, adolescentes y jóvenes canarios. Sus resultados no son los esperados y lo más preocupante es que se alcanzan a un ritmo que hace que la “brecha lingüística” sea cada vez mayor” en relación con los segmentos equivalentes europeos. También se apunta a la necesidad de que se haga una profunda remodelación de las competencias que hay que impartir a los alumnos, poniéndolas en línea con las de la UE.
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