Fernando del Castillo: “Gran Canaria se merece una situación económica mucho más favorable que a la que se ve sometida”

Fernando del Castillo: “Gran Canaria se merece una situación económica mucho más favorable que a la que se ve sometida”
El presidente del Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria (CIT) y miembro del CÍRCULO DE EMPRESARIOS DE GRAN CANARIA, Fernando del Castillo y Benítez de Lugo, criticó la pasada semana la “pésima planificación urbanística y turística, producto de incorrectos análisis estratégicos sobrevenidos de un exceso regulatorio” y “el sistema de administraciones locales y autonómicas cuyas competencias se solapan creando un enredo administrativo difícil de superar”. Estos dos condicionantes son los que están lastrando la economía de Gran Canaria, que se merece “una situación económica más favorable que a la que se ve sometida”.
El empresario citó en su discurso con motivo del 80 aniversario del CIT tres ejemplos “devastadores, producto de esta mala práctica de intervencionismo público”:
En primer lugar, citó la moratoria turística, que “coarta el crecimiento natural y sostenible de la Isla, nuestra capacidad de innovación y creación de nuevos productos turísticos”; en segundo, los concursos eólicos, cuyo “mal enfoque” y “exacerbado afán recaudatorio” han terminado condenándolo a la judicialización y “lo que es peor, haciéndolos inviable económicamente”; y, en tercer lugar, el hecho de que llevemos 18 años con el mismo Plan General en San Bartolomé de Tirajana, con todas las “repercusiones negativas” que esto ha producido en nuestra economía insular.
Por eso, en su discurso, Del Castillo y Benítez de Lugo resaltó la “apuesta” del CIT por “recuperar la confianza del inversor en las instituciones, la seguridad jurídica y el estímulo de nuestra actividad económica”, para así generar puestos de trabajo y aumentar la recaudación.
“No hay tiempo que perder, se requiere un modelo de simplificación de las administraciones públicas, volver a replantear un nuevo concepto de subsidiaridad a través de una administración eficaz, sin solapamiento de competencias y unificando administraciones, si fuera preciso”. El empresario aportó más pautas de por dónde debe de ir esta reestructuración administrativa: “Potenciemos nuestros Cabildos Insulares, dotándolos de mayores competencias en detrimento de las de nuestro Parlamento y Gobierno regional, que sugerimos se deberían ajustar a asuntos meramente regionales”.
Por eso, reivindicó “el derecho de Gran Canaria a marcar sus pautas y prioridades” en el desarrollo económico. “No permitamos que otros, con intereses en otras islas, decidan sobre asuntos de ámbito insular, además del regional, en el que deberían concentrar su gestión. Esto no es una demagogia insularista, sino simplemente la noble reivindicación de un derecho sobre lo que más conviene a los intereses de los Gran Canarios”.
Aquí tiene el discurso completo.
Excmas., Excmos. e Iltmos. autoridades, Sras. y Sres. , bienvenidos a la celebración del 80 Aniversario del Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria, muchísimas gracias por su asistencia a este solemne acto. Mi más sincera enhorabuena a los tres premiados por su insistente empeño en buscar la Excelencia. A los dos ganadores de las Iniciativas Empresariales: Norwegian Air Lines y Grupo Cordial, por haber apostado por Gran Canaria para sus inversiones, crear empleo y riqueza en beneficio de nuestra comunidad. Y como no, a la Autoridad Portuaria de Las Palmas, como iniciativa institucional de Gran Canaria por haber demostrado en la persona de su Presidente, una excelente gestión como servidor público con vocación de servicio por encima de ideologías, poniendo todo su esfuerzo e ilusión para atraer inversiones a nuestro Puerto y, todo ello, en sinergia con otras administraciones logrando una gran capacidad de consenso.
Mi agradecimiento y felicitación a nuestros socios veteranos que han demostrado su lealtad e incondicional apoyo a nuestra institución.
Quiero aprovechar esta ocasión para hacer extensible este agradecimiento a todos los ex presidentes y miembros de pasadas Juntas que durante estos 80 años, se han desvelado en apoyar al CIT como centro de inquietudes, preocupados y comprometidos siempre por el desarrollo y bienestar de nuestra querida tierra.
El CIT, tiene una destacada historia vinculada estrechamente al desarrollo de nuestra Isla de Gran Canaria. En los albores del Turismo, con los ingleses, a finales del S. XIX, se empezaron a desarrollar los principales establecimientos hoteleros de nuestra Isla. A principios del Siglo Pasado, allá por el año 1910, comenzó a existir la conciencia de que el Turismo podría ser la principal fuente de riqueza de las Islas.
Se creó una Junta de Turismo con el objetivo de propulsar esta industria, mejorar el servicio, las instalaciones y la imagen de la Isla. Sucede a esta Junta, 5 años más tarde la nueva sociedad “Fomento y Turismo “ , en septiembre de 1915. Estas dos entidades formadas por personas relevantes de la Sociedad Civil de la época, unen su esfuerzo con sus representantes institucionales coetáneos para defender, codo a codo, el inicio de una nueva actividad industrial que más tarde llegará a ser el revulsivo del desarrollo económico de las islas.
Estas entidades son las antecesoras del “Sindicato de Iniciativas”, creado en 1934 (actual CIT), el cual más tarde, transformó su nombre en Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria. El denominador común de estas Asociaciones es el espíritu que perdura hasta hoy en las personas que las han formado, y que no es otro que defender con un sentido patriótico y desinteresado todas aquellas Iniciativas propias y de terceros que contribuyen al progreso y bienestar de nuestro pueblo. Personas que han ofrecido su tiempo altruistamente, aplicando todos sus conocimientos y prestando toda su colaboración desinteresada por el engrandecimiento de nuestra Isla.
No es el momento de enumerar la prolija lista de proyectos e iniciativas relevantes apoyadas por el CIT desde sus inicios, porque les terminaría cansando. Pero sí concluir que los asuntos más relevantes han estado siempre vinculados a inversiones en Turismo, Infraestructuras, Comunicaciones, Servicios, Imagen y decoro de nuestra Isla y fomento de nuestra Cultura y proyectos sociales. Entre los principales valedores del CIT en sus inicios, estuvieron los hermanos Miguel y Néstor Martín Fernández de La Torre y otros insignes ciudadanos de su época.
Sin destacarlo explícitamente, también en épocas pretéritas existía entre los miembros del CIT una gran conciencia medioambiental con conceptos de sostenibilidad y respeto al paisaje, requisitos que hoy en día se hace esencial considerarlos.
Dejando atrás el pasado no nos queda otra que abordar los retos a los que nos enfrentamos en la actualidad económica de nuestra Isla. Como antaño lo hicieron nuestros antecesores en otras épocas igual de complicadas, persiste nuestro constante ánimo y entusiasmo de mejorar la coyuntura actual en la que nos encontramos. Analizamos desde una perspectiva global y practica los efectos devastadores de esta crisis que hemos vivido recientemente, la rotura del tejido empresarial y pérdida masiva de puestos de trabajo, pero también, evaluamos la incidencia negativa de otras variables endógenas que sin duda han agravado esta situación. Debemos introducir las necesarias medidas correctoras y confiar en nuestras fortalezas para superar esta situación preocupante de paro, renovando la confianza de la ciudadanía y empresas en las instituciones.
Desde el CIT, entendemos que Gran Canaria se merece una situación económica mucho más favorable que a la que se ve sometida. Hay dos factores claves para entender por qué con las fortalezas con las que contamos, no hemos sido capaces de superar con mayor facilidad la grave situación en la que nos ha colocado esta crisis coyuntural de gran recesión. Primero, se nos ha impuesto una pésima planificación urbanística y turística, producto de incorrectos análisis estratégicos sobrevenidos de un exceso regulatorio. Estamos en una espiral que nace de criterios intervencionistas, que deriva en malas normativas, en una legislación a veces contradictoria y como resultado una planificación contraproducente donde la inseguridad jurídica y el exceso de burocracia perjudican el desarrollo económico, la creación de riqueza y nuevos negocios.
Lo anterior termina agravándose por un proceso decisorio, a veces, contaminado por un cierto subjetivismo ideológico, falta de consenso con el resto de los agentes y, en definitiva, mal asesoramiento. Y, Segundo, un sistema de administraciones locales y autonómicas cuyas competencias se solapan creando un enredo administrativo difícil de superar.
Tres ejemplos devastadores, producto de esta mala práctica de intervencionismo público, han sido la moratoria turística, que al día de hoy nos sigue coartando el crecimiento natural y sostenible de la Isla, nuestra capacidad de innovación y creación de nuevos productos turísticos para diversificar la oferta y la demanda. Se ha creado artificialmente un déficit de camas que nos ha obligado a renunciar a nuevos mercados y a una cantidad ingente de facturación en beneficio de otras islas. Ni que decir tiene, el mal ejemplo dado por los concursos eólicos, otra área estratégica de nuestra economía, que han absorbido y mal gastado tanto, tiempo como recursos públicos y privados. En ambas ocasiones, primero y segundo concurso, este mal enfoque y un exacerbado afán recaudatorio han terminado judicializándolos y lo que es peor, haciéndolos inviable económicamente, hasta el punto de tener que desistir los adjudicatarios de sus proyectos, dejando la puerta abierta a la posibilidad de plantear futuras reclamaciones a la administración y como no, cercenando la apuesta de nuestro plan energético por las energías renovables. Y tercer ejemplo, como consecuencia de todo lo anterior, llevamos 18 años con el mismo Plan General en San Bartolomé de Tirajana, con todas las repercusiones negativas que esto ha producido en nuestra economía insular.
Desde el CIT, queremos hacer una apuesta por recuperar la confianza del inversor en las instituciones, la seguridad jurídica y el estímulo de nuestra actividad económica, para así generar puestos de trabajo y aumento en las recaudaciones de impuestos. Queremos transmitir a los gestores públicos, nuestra ilusión en apostar claramente y sin tapujos, con la máxima transparencia, por iniciativas privadas que, por su relevancia, traspasan esta línea, al ser consideradas por todos de interés general, y que, sin duda, redundan en el beneficio de nuestra comunidad.
A tomar decisiones comprometidas con nuevos criterios de planificación más en consonancia con los ideales de una economía de mercado y libertad de empresa. Apostar por un crecimiento sostenible en los sectores donde ostentamos una ventaja competitiva. Esto creará empleo para nuestros parados de larga duración a los cuales se les deberá ofrecer nuevos segmentos o áreas de negocio en una economía más diversificada tras recibir adecuados cursos de formación y programas de reinserción. También para una población de inmigrantes, la cual cada vez más se incorpora a trabajar y para los cuales, por nuestro interés, hemos abierto nuestras fronteras.
No hay tiempo que perder, se requiere un modelo de simplificación de las administraciones públicas, volver a replantear un nuevo concepto de subsidiaridad a través de una administración eficaz, sin solapamiento de competencias y unificando administraciones, si fuera preciso. Legislar para derogar y simplificar la legislación vigente.
Recuperemos entre todos la confianza en nuestra tierra, para potenciar y no coartar nuestras ventajas competitivas. Estamos de acuerdo que debemos reivindicar compensaciones, incentivos e incluso subvenciones que amortiguan nuestra lejanía, pero no a costa de renunciar a nuestro potencial, a nuestra capacidad de crear riqueza con nuestros recursos, nuestra gente, nuestro conocimiento, nuestra innovación y nuestra emprendeduría.
Como base de este principio de subsidiariedad, está el conocimiento de nuestras propias especificidades, la particular forma de cada isla de haberse desarrollado y el deseo de cada una de las mismas para adquirir mayor gobierno. Potenciemos nuestros Cabildos Insulares, dotándolos de mayores competencias en detrimento de las de nuestro parlamento y gobierno regional, que sugerimos se deberían ajustar a asuntos meramente regionales. Eliminemos, igualmente, la duplicidad de competencias entre Cabildo y Ayuntamientos, para así, a través de una ventanilla única, hacer la administración más eficiente al ciudadano.
Reivindiquemos el derecho de Gran Canaria a marcar sus pautas y prioridades en el desarrollo económico. No permitamos que otros, con intereses en otras islas, decidan sobre asuntos de ámbito insular, además del regional, en el que deberían concentrar su gestión. Esto no es una demagogia insularista, sino simplemente la noble reivindicación de un derecho sobre lo que más conviene a los intereses de los Gran Canarios.
En caso de que nuestros políticos insulares coincidan con nuestros planteamientos, les animamos a ser resolutivos y demostrar el liderazgo que se requiere para que cada uno desde su parcela de poder tome las medidas oportunas, y en un gran consenso se logre la consecución de estos fines con contundencia y celeridad, por el bien, sobre todo, de los que hoy no pueden disfrutar de un puesto de trabajo. No caigamos en el error de la pasividad o, como dicen los ingleses, de responder demasiado poco y tarde:”too little too late”.
Hoy es para mí un honor introducir a la persona que mayor representación ostenta sobre nuestros intereses como isla, el jefe de nuestra institución insular cabildicia, el Excmo. Sr. Don Jose Miguel Bravo de Laguna Bermúdez, al cual le agradezco su presencia y colaboración en este acto. También agradezco la presencia y apoyo directo de nuestro querido alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, el Excmo. Sr. Don Juan José Cardona González y al resto de autoridades. Cedo la palabra al jefe de Gobierno de nuestra Isla.
Muchas gracias.
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